Para que la cobertura tenga validez, la póliza debe estar vigente y los pagos devengados deben estar abonados en término. Un seguro es un contrato entre dos partes: la compañía aseguradora y el tomador como persona asegurada. Por ese contrato, la compañía aseguradora queda obligada a asumir un compromiso de pago ante cualquier eventualidad que ocurra y el tomador queda obligado a abonar la cuota en el plazo convenido por la compañía aseguradora.